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flordeoro - Capitulo 6


            Vanessa seguía cayendo mientras la oscuridad la rodeaba. Las dimensiones habían desaparecido, no había techo paredes o piso, arriba o abajo, izquierda o derecha. No había nada salvo oscuridad y el abismo. Había gritado, varios habían gritado, un rápido vistazo le indico a algunos compañeros de su clase que se encontraban en la misma situación.

De pronto, tan abruptamente como empezó, la oscuridad se alejo. La gravedad le precipito el cuerpo con fuerza hacia el piso. Un piso irregular de piedra fría y filosa que le raspo la mejilla, mallugo sus manos y los le araño las rodillas atreves de la tela. Durante un segundo se quedo quieta tratando de respirar, de volver a hacer a la masa de su cuerpo funcionar.

            Le dolió, le dolió más que lo que dolía levantarse de la cama cada día, más de lo que le dolía salir del baño caliente y respirar el aire frio. Con frecuencia se preguntaba cómo es que no se acostumbraba si el dolor era constante. Aunque sabía que no era una buena decisión, deseaba acostumbrarse a vivir con dolor. Así los nuevos dolores no serian tan fuertes. Pero como todos sus deseos era algo que nunca se haría realidad. Levanto su rechoncha mano para acomodar sus lentes sobre su nariz. Con frecuencia se ensuciaban debido a la grasa de su cara… o las lagrimas que a veces se escapaban de sus parpados. Reacomodo los lentes que había limpiado con el borde de su camisa tratando de identificar su ubicación o a las personas que había visto cayendo.

            Lo primero que identifico fue que estaba en una caverna. Totalmente rodeada de piedra. Levanto la vista al cielo raso solo para ver el techo cerrado de la caverna. ¿De donde rayos había caído? Miro alrededor esperando ver algo que la ayudara. Había 2 muchachos de su escuela. Ninguno en quien confiara. Y una muchacha, que era peor. Había tratado de golpearla la semana pasada. Hasta la fecha no entendía porque. Trato de levantarse, ¿Por qué le seguía sorprendiendo el dolor? ¿Qué no era obvio que le iba a doler moverse? ¿Porque seguía teniendo esperanza? No dijo nada cuando se levanto.

Nunca decía nada en la escuela. Sabía que no esperaban que dijera nada. Ni que fuese de ayuda, ni que fuese ayudada. La mochila que había llevado al hombro no estaba. Nadie tenía mochila pero Vanessa conservaba la pequeña bolsa que siempre llevaba colgada al hombro. No era que tuviese algo útil, dinero, plumas, gomas, una regla de 15cm, pegamento, cosas útiles en una escuela pero no en una caverna fría.

- ¿Qué paso?

- ¿Dónde estamos?

- ¿Qué hacemos?

Los escuchaba hablar, no importaba. Varias veces había querido meterse en la conversación y siempre le clavaban una mirada desaprobatoria antes de ser ignorada. No importaba, no podía manejar a los demás, pero podía pensar para si misma. Tal vez, ser tan apática era bueno para no entrar en caos. Nuevamente miro alrededor, buscando una forma de encontrarle pies o cabeza a la situación en la que se encontraba.

Según como ella lo miraba, una caverna era como una manga dentro de la tierra, por lo tanto debía encontrar la base de la manga para salir de allí. La caverna no era oscura, es decir que debía recibir luz de afuera de alguna parte. Por lo tanto la boca de la caverna no debe estar lejos. Había que encontrarla antes de que llegase la noche o se perdería esa luz y seria fácil accidentarse. No parecía que la luz proviniese de algún punto pero una parte de la caverna terminaba abruptamente. Por lo tanto lo lógico era ir hacia el otro lado. Camino con la mirada hacia el piso, como siempre, buscando obstáculos con los que podría tropezarse.

- Vanessa ¿A dónde vas?- le pregunto la muchacha, se llamaba Nadia, wow tu siempre tan preocupada por mi ¿no? Vanessa se pregunto como responder a eso.

- No lo se – y era verdad, no sabia a donde iba, pero no iba a quedarse a sentir miedo

- Quédate con nosotros, te vas a perder – claro, y no quiero estar lejos de aquí… ¿que esperaba esta muchacha, que llegara un equipo de rescate?

- Hay que salir – dijo Vanessa, no sabía como convencerla y la verdad no quería, solo quería salir de allí y buscar opciones

- Vamos a explorar el lugar – dijo Alfredo, uno de los muchachos. Vanessa no estaba interesada en explorar, además sabía… sentía que el camino que había tomado era el acertado. No confiaba en ninguno, pero la verdad era que no eran malas personas, solo eran adolescentes tontos igual que ella. Y seguramente estaban asustados igual que ella.

La dirección que Vanessa había tomado era tan buena como cualquier otra. El camino, si es que se podía llamar así, parecía interminable. Las curvas y zigzagueos hacían imposible ver un posible final. Sin embargo Vanessa noto como en algunas partes el piso, ya irregular, se elevaba levemente hacia arriba. Era un buen camino. Lo sabía. Estaba segura. ¿O tal vez no? Dudas, incertidumbre, ignorancia… los “peros” en la frase que siempre aparecían. Era normal, era la vida… bueno, al menos era su vida.

 

***

 

La vegetación creaba una atmosfera de humedad y frio a pesar del buen tiempo. Várvara sentía frio en sus brazos desnudos. Dio una vuelta en un recodo para encontrar la cabaña. Fase 1 terminada. Se acerco con confianza, las defensas no se activarían a menos que ella mandara la alerta. Después de descender de la motoneta que había tomado del hangar del palacio principal paso su mano sobre el vehiculo. Inmediatamente, la motoneta se convirtió en una burbuja. Esta redujo considerablemente su tamaño hasta ser diminuta mientras flotaba a la mano extendida de Várvara. Donde, finalmente se desvaneció. No volvería a usar el vehiculo hasta que regresara a la cabaña. El terreno no lo permitiría y no quería mandar señales de energía que su enemigo pudiera rastrear.

Subió los 2 escalones del pórtico de madera hasta quedar frente a la puerta aparentemente del mismo material. Un laser se disparo de la parte superior de la misma atravesando su ojo derecho. Várvara Lafrum, segunda líder del club mariposa, acceso aprobado. La puerta se deslizo hacia un lado automáticamente y Várvara se introdujo en la construcción. A pesar de su aspecto rustico, la cabaña era una pequeña fortaleza. Un lugar pensado para ser un refugio seguro y cómodo donde poder tomar un respiro antes de continuar la batalla. Várvara dio un rápido vistazo a la cocina, el baño y las 4 habitaciones. La cabaña siempre contaba con provisiones y armas para 50 personas o menos durante meses. Más vale que sobre y no que falte. Gracias a la tecnología del club la comida no se echaba a perder y las armas no necesitaban mucho mantenimiento. Finalmente se dirigió al despacho donde había un escritorio con una computadora, un radar y varios comunicadores. Mando su localización desde la maquina como había prometido y respiro hondo.

Pronto seria hora de jugar. Hacia tanto tiempo que no lo hacia que esperaba recordarlo. Lo extrañaba bastante. Levanto su mano hacia su estomago apretando el centro de plata de su cinturón

- Plata

 

***

 

            A Coty le encantaba su piano, era una de sus posesiones más hedonistas. Generalmente era un lugar donde podía encontrar algo de paz. Pero hoy no funcionaba.

- ¿Recibiste la señal de Várvara? – pregunto Zafiro con la mirada en los ventanales junto al piano

- Hace un rato llego a la cabaña -

- Deberías estar en la oficina -

- Ese lugar aun no es habitable, Janet me mantendrá informada – Zafiro soltó una risita

- Cobarde

- Yo también estoy preocupada por Várvara -

- Se que estará bien, solo mantengamos los ojos abiertos -

- Muy cierto – aun así Coty no estaba del todo calmada, así que llevo sus manos al piano

Tus manos fuertes me sostendrán. Tus manos fuertes me guiaran, aunque a veces no comprendo tus planes para mí. En tus manos fuertes siempre confiare

 

            Genial, puramente genial. ¿Será cierto que la vida es una conspiración en mi contra? Vanessa miro con horror la pendiente que se elevaba ante ella. Habían caminado mucho tiempo y dado varios rodeos en diferentes lugares. La caverna estaba formada de varios túneles que se entrecruzaban entre ellos. Varias veces ella había tomado el camino que creía correcto. Como nadie sabía a donde iban simplemente caminaban. También habían tratado de marcar la dirección que habían tomado. Pero la roca era demasiado dura y no permitía la introducción de la tinta de sus plumas o incluso los arañazos.

            Ya no podían regresar por donde habían venido, aunque desde su punto de vista no había mucho porque regresar. El problema era que la luz empezaba a bajar, si se hacia de noche estarían en problemas… mas problemas. Todos tenían hambre y miedo pero no había mucho que hacer, solo seguir. Hasta que finalmente llegaron aquí.

Parecía que ellos estaban en el fondo de un precipicio y la única salida viable era subir. La pendiente no era lo suficiente mente inclinada como para caminar o gatear pero tampoco era demasiado vertical como para no poder subir. Lo extraño es que había 2 cuerdas. Debía haber gente por allí. Alguien había bajado, o subido esa pared. La pregunta era cuando. Francamente a Vanessa no le importaba mucho en este momento. Lo que le daba pánico era escalar ese risco. ESCALAR. Con trabajos podía caminar.

- Esta fácil – dijo Isaac el otro muchacho. – se parece a una pared de escalar - que fácil que hablan algunos

-Primero las mujeres y luego nosotros - dijo Alfredo tratando de ser lógico. Si como no

- Vayan primero, yo tardare mas – su voz no era muy fuerte, pero no importaba porque no parecieron oírla. Nadia fue primera, con mucho cuidado. Pero tenían razón, aunque era complicado no era difícil… para una persona normal. Mientras se agarrara de la cuerda y tuviera cuidado donde pisaba no habría problema. Excepto si se caía desde la base. Mejor no pensar en eso.

- Vas tú – le dijo Isaac

- Yo iré al final – volvió a decir Vanessa

- No tengas miedo, te ayudamos – jajá son capaces de tirarme para ver si reboto

- No gracias, yo puedo pero me tardo mas.

- Como quieras – finalmente subieron ellos Isaac subió mucho mas rápido que Nadia, Alfredo no fue tan rápido pero hizo buen tiempo. Ya no podía postergarlo mas, esto iba ser feo.

Al ir caminando es difícil ver, la dirección que he de tomar pero una cosa se. Que mi padre me comprende y el solo quiere lo que me conviene y por eso confiare

 

            Claro, ahora que no llevaba vehiculo llovía. Clásico. Bueno, al menos llevaba su viejo uniforme, el traje plateado no era exactamente un camuflaje excelente en el bosque pero su fuerza protectora hacia que no se mojara. Las botas que le llegaban a la rodilla eran lo suficientemente fuertes para proteger sus piernas de lo que estuviese en el piso además de permitirle mayor movilidad de ataque. Lo que no comprendía era el antifaz. Antes de ser líder era ayudante de superhéroes así que la mascara era importante. Pero en el club todos sabían que ella era La chica de plata así que no tenía mucho sentido. De no ser por los visores térmicos y ubicadores que traían integrados se los hubiera quitado al instante. Lo que extrañaba era el látigo, su confiable látigo de plata unido a la pulsera del guante. Podía extenderse tanto como quisiera o amarrarse a lo que deseara controlado por su pensamiento. Era como tener un brazo mas largo.

No faltaba mucho para la entrada a las cuevas. Una vez allí mandaría otra señal y se encaminaría a la aventura. Sus radares de energía no captaban mucho, pero era lógico hasta que se adentrara más en el bosque. O hasta que entrara en las cuevas. Y ohhh. Allí estaba la boca de la cueva que parecía pequeña. Pero que no era más que la puerta a un mundo de problemas.

Tus manos fuertes me sostendrán. Tus manos fuertes me guiaran, aunque a veces no comprendo tus planes para mí. En tus manos fuertes siempre confiare

 

 

Coty seguía tocando el piano. Cada nota una oración. Ayúdala. Ayúdanos. Te necesitamos. Zafiro solo miraba como la lluvia golpeaba el cristal. Juntas oraban cada una en su modo. Cada una con una suplica al mismo destino. Y cada una recibiendo la misma respuesta

Cuando en circunstancias duras tan fácil que es dudar…

 

            Dolor, dolor. Había dolor al tomar la cuerda, había dolor al mover sus piernas, había dolor al impulsar su pesado cuerpo hacia arriba casi embarrándose en la piedra. Pero no había opción. No había otro camino. Vanessa sabía que debía subir y alcanzar a los demás. Faltaba mucho. Medio camino. Los tenis le hacían que fuera difícil encontrar donde pisar en la roca y casi no podía abrir los ojos porque el sudor se le metía en ellos antes de escurrir por su nariz.

Hizo pie en una piedra que le pareció firme y comenzó impulsarse hacia arriba mientras buscaba la parte superior de la cuerda con la mano. Pero al parecer la piedra no aguanto su peso. Antes de que lograra asirse a la cuerda la piedra se salió haciéndola chocar ruidosamente contra la pared. Afortunadamente logro mantener su mano unida a la roca y su otra mano no soltó la cuerda. Más dolor. Más vergüenza. Más fracaso. Pero ella podía, siempre había podido, tal vez no con una sonrisa, talvez no con la mejor calificación, tal vez no con la mejor consecuencia. Pero podía. Dios siempre la había impulsado y no la dejaría ahora.

Pero en tus manos fuertes puedo yo confiar y descansar

¡¡Sentía las manos!! Había unas manos que la rodearon. Vanessa no las veía pero podía sentir su toque amoroso. Su fuerza rodeando sus hombros dándole un respiro. Solo un respiro. Entonces escucho los gritos de sus compañeros arriba. Gritos de alarma. La habían visto resbalar. No confiaba en ellos, no pondría su vida en sus manos. Sabía que era la preocupación que tendrían por un desconocido. Pero no importaba. Ellos simplemente no existían en su mundo. No podía darles cabida porque su desprecio la lastimaría más. Pero tampoco los odiaba, ya no más. Odiarlos daba mucho trabajo y no tenia fuerzas. Solo tenia que preocuparse por llegar arriba.

Tus manos fuertes me sostendrán. Tus manos fuertes me guiaran

 

Coty atacaba las teclas del piano con la misma intensidad que la lluvia atacaba su ventana. Ahora Zafiro y ella cantaban con la boca además del corazón. Cantaban porque querían decir, pedir, agradecer, saber. Porque querían dar lo que había en sus almas para un buen propósito. Para una buena obra. Y sobretodo cantaban porque amaban a Dios

Aunque a veces no entiendo tus planes para mí. En tus manos fuertes siempre… siempre confiare
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