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flordeoro - Capitulo 4


“¿Dónde demonios estaría el cinturón?” Se pregunto Várvara, dejas de usar algo 3 años y no tienes idea de donde esta… o de si te volverá a quedar. Abrió un cajón donde encontró; plumas sin tinta, discos de computadora, una libreta, dos discos de música, que por cierto había buscado hace 1 mes, y una bolsa de caramelos… pero nada de cinturón. “Mmm tiene que estar en alguna parte de la oficina”. Recordaba claramente el día, tres años atrás, cuando se lo había quitado en esa misma oficina, sabiendo que su trabajo acababa de cambiar radicalmente. “Ah ¿porque la gente quiere ser líder de sus equipos? Capitanes, jefes, presidentes… Es mucho trabajo y nada de diversión” si pudiera volver a ser segunda al mando… pero no, ese puesto ahora era de Coty. Lo cual le recordaba que tenía que reunirse con sus amigas antes de poner en marcha su plan. Sabía que se opondrían pero no tenía opción. El último informe que había recibido de los laboratorios no era mejor que los anteriores, y las defensas estaban demasiado débiles. No resistirían un ataque fuerte. Había que estabilizar el diamante y había que hacerlo ya. Si encontraba el maldito cinturón…

-VARVARAAA- y también tenia que encargarse de Jais.

- Perdone señorita Lafrum – dijo una temblorosa Janet en el umbral de la puerta.

Desde que Várvara había tomado posesión de la oficina, Janet apenas había entrado. Muy pocas personas habían entrado. Si Várvara hubiese podido tampoco habría entrado. En parte porque la oficina traía recuerdos agridulces para muchos. Aunque Várvara sospechaba que Janet evitaba el cuarto por temor a perderse en ese caos de archivos, ropas, armas y uno que otro juego de mesa. Lo único que había sobrevivido al toque de Várvara era la salita con varios televisores de diferentes tamaños. Y eso se debía a que el propósito del mueble era mantener su supervivencia. Por lo tanto le era imprescindible mantener la mesita libre para cuando llegara su comida. Várvara fijo la vista en Janet que seguía reprimiéndose para entrar en la oficina. – el líder de los halcones viene en camino para su reunión.

- Si Janet, ya lo oí- y por el grito que había traspasado las paredes de la oficina deducía que Jais había oído su mensaje que dejo en su máquina – deja la puerta abierta, conociéndolo entrara directamente.

- Si señorita Lafrum – Janet salio de la oficina mientras su jefa daba un suspiro. Desde que había entrado le había dicho a Janet que la llamara por su nombre. Pero la secretaria estaba tan metida en sus hábitos que no podía dejar de tratarla con timidez y propiedad. Esa chica la hacia sentirse vieja, si solo…

- VARVARA – La presencia del hombre que había entrado en su oficina no le permitió terminar el pensamiento. También ayudo el reconocer que el líder de los halcones estaba algo mas que molesto- ¿se puede saber que pretendes?

- Deduzco que recibiste mi mensaje – dijo despacio. Jais era un tipo agradable. Mas que agradable cuando ella lo conoció. Pero ahora sus hombros estaban muy tensos, como siempre, sus ojos tenían ojeras, como siempre, y su humor era muy cambiante. Había pasado por las etapas a las que el hombre se enfrenta ante el dolor, varias veces. Várvara sabia que aunque ahora estuviera en ira podía cambiar pronto a negación o a negociación… o con algo de suerte en aceptación.

- Escuche la tontería que dejaste en mi maquina – dijo con mas calma pero no menos enojado – no puedes ir tu sola

- Acepto sugerencias-

- Sugiero que conserves tu vida

- ¿Y como hacemos eso sin el diamante?

- Encontraremos una forma – “ni el se cree eso” pensó Várvara

- Tienes que estabilizarlo, ya lo has hecho

- No lo hice solo- dijo en voz baja, desvió la mirada.

Várvara se sintió culpable. Era una de las pocas veces en que Jais dejaba ver lo cansado que estaba. Él era quien más había sufrido en esos años.

- Se que te duele, pero estamos en momentos difíciles y te necesitamos –Momentos difíciles, pensó Jais, llevaba 3 años de momentos difíciles

- Tiene que haber otro modo

- Puede ser, pero no voy a quedarme quieta esperando a que lo encontremos, no tenemos tiempo

- ¿Y que solucionara que te vayas sola?

- Ya hemos enviado equipos a recuperar la espada, una persona será menos detectable

- Y también mas arriesgado, además si en alguien recae la responsabilidad de la espada es en mí. Yo debería ir

- Y dejarme sola con la responsabilidad de ambos clubes… - extendió el brazo para abarcar el espacio -¿ya te fijaste como llevo la oficina?- ambos dieron una mirada al caos reinante

- Cuando tienes razón… -Jais trato de reprimir una sonrisa, Várvara sabia hacerlo reír –Será peligroso

- He estado metida en esta oficina desde que tome el cargo. Pase de atrapar piratas a organizar papeleo… ¡me muero por algo de peligro!

- Aunque recuperes la espada no se si pueda hacerlo. Necesito…

- Jais, mi energía no es tan fuerte como la tuya, ni como la de… en fin, solo te estorbaría. Por eso quiero hacer yo el trabajo fácil

- Salir sola al bosque en busca de una banda de ladrones y asesinos para recuperar una espada que pesa el doble que tu. Suena fácil

- Será aun más fácil si encuentro mi cinturón
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