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flordeoro - Capitulo 10


 

- Supongo que no sería delicado preguntarte como te fue – dijo Omar acercándose a su hijo

- No pienso cambiar de decisión – fue la respuesta de Jais. Estaba parado en el balcón de su habitación. Usualmente solo usaba el cuarto para dormir, pero ahora no encontraba ningún otro lugar para estar solo. El club aunque sofisticado era pequeño y las noticias viajaban pronto.

- La reunión es el chisme del año, no esperes que no lo sepa –

- No me estoy suicidando papá…

- No dije eso -

- Lo pensaste, todos lo piensan. Todos creen que saben cómo me siento

- Tienen buenas intenciones

- Y yo responsabilidades para con ellos, para conmigo y para con Dios. No fallare a ninguna

- ¿La responsabilidad es lo único que te mueve?

- Esto no es por ella… la situación es crítica – Demonios, sería más fácil defender su punto si no tuviese dudas. Es cierto que al no estar ella, la decisión de posiblemente acortar su vida no había sido tan difícil de tomar. Pero eso no lo convertía en suicida

- No, es por ti. Por lo que tú crees que puedes manejar… o no puedes-

- ¡No te entiendo! Si, la extraño, no lo niego. Y si, siento que no pierdo tanto ahora. Pero no creería que debo estabilizar el diamante si no supiera que es necesario. Decido correr ese riesgo porque la causa lo vale. ¿Por qué no respetan eso? Confían en mí para todo lo demás… o lo hacían

- ¿No has pensado que tienen miedo?

- ¡Estaré bien!

- No miedo por ti, sino por ellos – Jais, que hasta entonces había estado de espaldas a su padre, giro para encararlo

- ¿Qué? – Pero Omar ya no lo miraba, tenía la mirada fija en el horizonte

- Cuando el Señor se llevo a tu madre, sentí algo muy parecido a lo que debes estar sintiendo. Sentí, que la vida ya no sabía a nada. Los amigos ya no llenaban lo que llenaban antes. El trabajo ya no satisfacía igual. Tú debes recordar esa época… fue cuando fuiste a vivir con Guillermo – Jais lo recordaba, Guillermo había sido el mejor amigo de su padre. Omar había enviado a su hijo con su mejor amigo para poder desahogarse. Aunque Jais era muy pequeño cuando perdió a su mamá, recordaba el miedo que tenia de quedarse solo ¿Eso era lo que sentían sus compañeros?– Recuerdo lo mucho que ore por ayuda, lo mucho que pedí una respuesta, la que fuera. Pero no me sentía libre. No solo porque no tenía la sabiduría para enfrentar la pérdida. Sino porque sabía que tú me necesitabas y yo debía estar allí para ti.

- Estuviste conmigo, me enseñaste a creer en Dios, a ser responsable, a servir a pesar de que sea difícil -

- Si, lo hice, pero yo seguía herido. Aun hoy sigo herido, aunque ya no es igual. Pero en esa época estaba en un lugar sin estar… incluso contigo. Por eso, cuando entendí que tú habías superado la perdida de tu madre… me fui. – Omar había hecho pequeños viajes de exploración a diferentes zonas incluso antes de que la madre de Jais muriera. Después de su muerte, los hacían juntos a menos que fuesen muy largas ausencias. Hubo una especialmente larga.

Aunque con cierto temor, Jais se atrevió a hacer lo que llevaba mucho tiempo sin pedir a su padre… un consejo

- Dijiste que aunque aun te duele la ausencia de mamá ya no es igual. ¿Qué cambio? – la pregunta era más compleja que eso. La pregunta implícita era ¿Qué hago para no extrañarla? Omar miro a su hijo y para su sorpresa soltó una lágrima

- Encontré a una niña sola, con la misma mirada que tu madre – Jais se atraganto – Se que Dios me contesto poniéndome en el camino de esa criatura que me necesitaba y que, aunque de otro modo, lleno la usencia.

- Pero ya no esta

- No, ya no. Te lo digo para que entiendas, que no SOLO TÚ la perdiste. Las personas que estamos cerca de ti y de ella también sufrimos su perdida, aunque no al mismo nivel que tu. Es normal, que tengamos miedo de volver a perder una parte de lo que nos llena.

-Te lo agradezco papá. Pero yo también aprendí algo de ella. Dios te dio una respuesta cuando la pediste, te dará otra. Y a los demás… Algo que llene lo que ha quedado vacío. Y a su tiempo… a mi también.

 

***

               

¿Qué me paso? y no es que se estuviera quejando, pensó mirándose a sí misma. Usaba un vestido rosa de tirantes en los hombros acompañado de una falda corta en el mismo tono. Oh definitivamente no se estaba quejando. Tenía el vestido que siempre había soñado en el cuerpo que siempre había soñado y aun no se lo creía. Más allá del evidente cambio en su aspecto se sentía infinitamente más ligera. Cosa que no es de sorprenderse tomando en cuenta que cargaba 80 kilos menos. También podía respirar mejor. Moverse más fácilmente. Incluso sus lentes, que habían desaparecido, hubiesen sido obsoletos ya que su visión era perfecta. Y sobre todos estos cambios físicos, estaba la impactante ausencia de dolor y frio. Ese frio que parecía nunca extinguirse simplemente brillaba por su ausencia. El dolor que había sido su compañero constante cada vez que se movía ahora era solo un recuerdo. ¿Qué me paso? Levanto sus manos enguantadas frotando las yemas de sus dedos. ¿Era posible? ¿Era real?

- OYE – El grito de Várvara la regreso a la realidad – luego te admiras. – Dijo mientras le daba una daga que le había quitado a uno de los piratas desmayados - Desátalos

Tardo un segundo en entender. Sus compañeros, que se habían quedado sin habla, seguían atados y la situación no estaba para quedarse en la luna.

Várvara sabía que, aunque se habían salvado por pura obra y gracia de Dios, debía actuar rápido. Los piratas que no hubieran sido noqueados por la corriente de energía no tardarían en preguntarse el paradero de su jefe. Corrió a la puerta de la celda para cerrarla con la llave que le había quitado a Karnage junto con la espada y su cinturón ¿Qué acaba de pasar? Aunque no lo demostrara ella también estaba bastante asombrada por el suceso. Era algo que debía considerar muy a fondo.

            Vanessa había cortado las cuerdas mecánicamente ignorando las preguntas de sus compañeros. En parte porque tenía la cabeza muy ocupada tratando de pensar los pasos a seguir a partir de este punto. En parte porque no tenía las respuestas.

- ¿Qué hacemos? – pregunto a la rubia. Ella era un completo enigma, aunque le calculaba unos 16 años parecía en completo control de la situación. Una situación en la que no todos los adolescentes, incluyendo a Vanessa, podrían tomar las riendas. Pero esta chica no mostraba temor o estrés. Solo seriedad y… ¿diversión? No puede ser

- Si conozco a esta… – dijo pateando el estomago de Karnage – rata, no me metería en un lugar de donde el mismo no pueda escapar. No se asusten.

            Sabiendo la reacción que tendrían los adolescentes a su transformación trato de ser breve y segura. Se puso el cinturón y procedió a presionar su centro plateado. Listones de luz brotaron del accesorio rodeando a Várvara para luego desvanecerse dejando el uniforme plateado con el que había comenzado su viaje. Una vez con su traje llevo la mano a la parte superior de su antifaz activando los visores. Cuando sus ojos estuvieron cubiertos del filtro rojo comenzó a revisar las paredes.

- Aja – en una lateral encontró el túnel de escape. Y con un poco de ingenio encontró el mecanismo que lo activaba. Desactivando la visión de rayos X camino con paso seguro hacia la pared de piedra. Como si lo hubiera hecho un millón de veces presiono una de las múltiples deformidades en la pared rocosa. Acto siguiente una parte de la misma se movió para revelar el paso a un túnel oscuro.

Sonidos de golpes se dejaron escuchar fuera de la celda.

- ¡Capitán! ¿Qué paso? ¿Está bien? - Genial pensó Várvara, el único pirata cortes no había estado en la celda cuando salió la onda de energía…

- Rápido salgan – dijo al extraño grupo. Los adolescentes se apresuraron a cumplir su orden pero Vanessa se detuvo a penas cruzar el umbral.

- Nos seguirán – No le agradaba la idea de meterse en ese túnel tenebroso, sobre todo al saber que era obvio que los piratas sabrían por donde habían huido.

- Yo me encargo, ten – Várvara le dio el tuvo metálico que había usado antes de espada. Solo que ahora de la punta salía un haz de luz. Un golpe fuerte se escucho en la puerta de la celda. Vanessa tomo la peculiar lámpara sorprendiéndose cuando la pared falsa volvió a moverse lentamente para ocultar el pasaje

- Acompáñanos – hablo con temor entendiendo que la muchacha planeaba quedarse. Otro golpe, los piratas querían entrar

- No te preocupes, - sonrió la rubia mientras la roca descendía - adelántense los alcanzare -

- Pero… - el umbral se cerró, Vanessa se quedo con la palabra en la boca en ese nuevo lugar desconocido.

            Por su parte Várvara no perdió el tiempo. Levanto la mano derecha con la palma en vertical posicionándola al lado izquierdo de su cuerpo. Sin moverla repitió el movimiento con la otra mano dejando sus brazos cruzados en frente de sí. Se concentro. Esto no era tan fácil. Manteniendo las manos en vertical las descruzo. Al hacerlo una figura exactamente igual a ella se separo de su cuerpo. Bien, ahora viene lo divertido.

            El holograma que había creado de sí misma debía de ser suficiente. La figura corrió hacia la puerta y voló atravesándola. Los golpes cesaron mientras ruido de pasos le indicaban que los piratas habían caído en su trampa. Sin embargo el holograma no duraría mucho si se alejaba de ella. Tampoco sería sabio volver a abrir el pasaje por donde habían salido los otros. Afortunadamente no tenía que abrirlo para pasar.

            Para las mariposas cruzar por cosas solidas era fácil siempre y cuando fueran distancias cortas… y tuviese suficiente energía. Increíblemente la descarga de energía que había noqueado a los piratas la había revitalizado como nunca. Tenía suficiente energía aun después de haber creado el clon. Los piratas tirados dentro de la celda no tardarían en despertar. Sin perder más tiempo atravesó la pared de piedra como si fuese una cortina de agua.

            Los fugitivos no estaban, seguramente se habían adentrado en el túnel.

 

- ¿Trabando duro? – pregunto Érica

- Mas bien durando en el trabajo – contesto Paty enderezándose después de haber conectado un cable… faltan 20.

-Ve a dormir, - la regaño gentilmente - es tarde y tu mamá debe estar preocupada.

- No mas que Jais, - contesto Paty con una sonrisa cansada

- Jais está muy estresado y no piensa claro – recalco con un bufido

- En realidad es una decisión muy práctica… aunque peligrosa

- Estoy segura de que ni Jais ni Várvara quieren que hagas defectuosas el resto de las baterías por estar desvelada. – dijo Érica cambiando de tema, por un lado no quería hablar sobre la decisión suicida del Jais, por otro le preocupaba la salud de Paty

- Mama no me lo perdonaría, dice que tu trabajo es tu mejor carta de presentación. –

- Lo que a mi no me va a perdonar es que te agotes, solo ha pasado medio día desde la junta. No esperamos que las baterías estén listas mañana, ni que lo hagas sola -

– Llame hace… - miro el reloj de pared - …una hora… Ella sabe que estoy aquí.

- El problema es que yo también. – Reclamo Érica, como mariposa de mayor rango en el laboratorio sabía que no sería diplomático retirarse antes que las demás – te necesitamos despierta para que nos guíes en la creación de las baterías. No te agotes sin motivo

- Hay motivos y de sobra. – Respondió Paty aunque dejo de trabajar, realmente estaba cansada – Estamos en problemas y queremos que los lideres absorban todo el peligro. No debes exigir lo que no estas dispuesto a dar. – cito Paty

-Golpe bajo, y el dicho es: Un líder no exige lo que no esta dispuesto a dar. Tú no eres líder Paty. – la joven sonrió tristemente

- Ella decía que un líder solo es el siervo de todos. Somos mariposas porque queremos servir a Dios.- Érica se conmovió, Paty no era la única que admiraba a la primera líder

- Eso es muy cierto, aunque no lo invento ella, lo saco de la Biblia. Esa es la base que debemos de tener Paty. Y no servirás a nadie muerta de cansancio.

- Ojala pudiera hacer mas, pero tienes razón. Estoy cansada. Veré si Pedro puede llevarme a casa.

 

Genial, ahora estoy del lado equivocado del precipicio. Pensó Vanessa mientras contemplaba el nuevo barranco. A diferencia del anterior, esta vez se encontraban en la parte superior enfrentándose a una caída mortal.

- ¿Para donde vamos? – Pregunto Nadia. Si claro, yo soy la indicada para preguntar.

Los muchachos habían seguido el camino rocoso en línea recta principalmente porque no había otra dirección a donde moverse. Vanessa había caminado a la cabeza debido a que llevaba la lámpara en la mano. Nadie había tratado de quitárselo, cosa que la sorprendía un poco. En otro tiempo ni siquiera hubiese podido mirarla. Pero ahora ella llevaba la batuta en la situación.

Presentía que no solo se debía a su cambio de aspecto. Sino a su cambio de actitud. Sus movimientos eran más precisos, ya no torpes. Su postura era más derecha, ya no encorvada. Incluso miraba para abajo a sus compañeros, no por un sentimiento de superioridad sino porque era más alta. Al mirarlos desde esta nueva estatura ya no parecían seres malvados capaces de lastimarla con su desprecio. Solo niños asustados. Ella también sentía miedo, pero ya no era como ellos.

-¿Qué hacemos? – hizo eco Isaac mirando a Vanessa. Ahora no había más camino que saltar al vacío y era algo que ninguno quería intentar. Vanessa dirigió el haz de luz más allá del barranco. Miro atentamente las paredes de piedra buscando una opción

- Parece que el camino continúa en el otro extremo. – contesto al divisar una saliente frente a ellos.

-¿Y como vamos a llegar haya? – pregunto Alfredo, ¿Qué soy un Oráculo? ¿Por qué creen que tengo todas las respuestas?

-Tal vez exista un modo de bajar… - Empezó Vanessa

- ¿Y volver a subir sin matarnos? Eso es estúpido – regaño Isaac en todo disconforme. No te he escuchado ninguna sugerencia útil

- Tal vez… -

- Tú no sabes nada – interrumpió Nadia, parece que su nueva confianza no era suficiente para hacer cambiar el modo en que se relacionaba – Dame eso… - uniendo la acción a la palabra estiro el brazo para arrebatarle la lámpara a Vanessa. Y lo habría logrado de no ser por otra mano enguantada en plata que la detuvo.

- Deberías ser más amable – dijo Várvara con el seño fruncido.

- Nos atoramos. – le dijo Vanessa a la rubia tratando de desviar la atención de Nadia. No le convenía que la única persona que parecía capaz de ayudarlos se mostrara renuente. – Pero creo que hay un camino al otro lado del barranco tal vez había un puente aquí que se cayó o algo así. –

- Había un puente – confirmo Várvara recibiendo de Vanessa el instrumento que les había servido de lámpara– Yo lo corte para hacer inútil el pasaje para los piratas. Pero puedo hacerlos cruzar.

- ¿Cómo? – Pregunto Alfredo interesado. Várvara sonrió.

- ¿Alguna vez han volado en una burbuja? – Antes de darles tiempo de contestar Várvara hizo un movimiento con la mano. De la nada apareció una enorme burbuja que rodeo a Isaac, Alfredo y Nadia. Los 3 adolescentes la miraron atónitos, mientras la rubia hacia movimientos con las manos para hacer que la burbuja cruzara el barranco. – No te preocupes – le dijo a una Vanessa no menos asombrada – es seguro, yo lo usaba mucho antes de poder volar

¿Antes de poder que…? Sin embargo Várvara no le dio tiempo de hacer la pregunta. Repitió los movimientos de sus manos para crear otra burbuja alrededor de Vanessa. Realmente no flotaba en el interior de la burbuja, más bien se encontraba parada en una superficie invisible dentro de la misma. Como queriendo demostrar la veracidad de sus palabras Várvara literalmente voló hacia ella deslizándose por el cielo hasta que ambas estuvieron a la altura de la otra burbuja. Vanessa llevo la vista hacia Várvara sorprendida. La rubia volaba como si fuese Peter Pan, deslizando su ágil cuerpo por el espacio mientras el aire le movía el cabello sobre la espalda.

            Hasta ese momento Vanessa reparó en que la muchacha llevaba colgada al cinto de la cadera una espada evidentemente pesada. Con semejante arma tan cerca la rubia se veía tan… joven. Le pareció extraño que la extraña le pareciera joven tomando en cuenta que parecía ser un poco mayor que ella misma. Recordó que sus compañeros también le habían parecido… niños. ¿Sería solo por su estatura? ¿O es que su cambio, aunque le había quitado peso, la había madurado? Desvió la visa de la rubia a sus compañeros, se encontraban abrazados mirando con pavor hacia abajo. No era extraño, no todos los días flotas en una frágil burbuja que te llevaría a una muerte segura si se revienta. Lo que le llamo la atención es que ella misma no estaba asustada, sorprendida y asombrada sí, pero no asustada. ¿Por qué no tenía el miedo razonable que tenían los jóvenes de su edad en esa situación tan extraña? ¿Por qué sabia que la burbuja solo desaparecería cuando estuviese a un paso del suelo dejándola de pie y a salvo?

            Miro nuevamente a la versión femenina de superman que volaba a su lado. Pero su atención se centro en la espada. Que magnifica arma. La hoja se veía afilada con destellos de plata y acero en los bordes. La empuñadura era de oro y plata, torciéndose de tal manera que formara una mariposa de entre cuyas alas salía la hoja. Sin embargo faltaba algo en la base de la empuñadura… ¿Por qué sabia que faltaba algo? No se veía ninguna ranura o agujero que lo indicara… solo lo sabía. Imágenes cruzaron su cabeza. Imágenes de una mano enguantada sosteniendo la espada, luchando estocada tras estocada, colocándola en un lugar… especial.

-Ahhhhh – El grito de sus compañeros le regreso a la realidad. Solo entonces entendió que habían cruzado a salvo el barranco. Sus compañeros estaban en el piso sobándose los traseros. Por la sonrisa divertida de la rubia sospecho que habían caído a unos centímetros del suelo como si fueran un costal de papas.

- Vamos – dijo Várvara retomando la serenidad – no tenemos tiempo. Mi distracción ya debe haber terminado y los piratas no tardaran en descubrir por donde vamos. – Camino con paso seguro el camino de piedra como si lo hubiese hecho toda su vida. Los adolescentes la siguieron tanto por inercia como por temor a quedarse en la oscuridad.

            Caminaron y caminaron. Vanessa empezaba a pensar que caminarían toda su vida, ¿Cómo es que no estaba cansada? Nunca había tenido mucha resistencia al ejercicio. Por enésima vez se pregunto cuánto tiempo había pasado desde que empezó esta aventura.

- ¡No puede ser! – se quejo Alfredo. Vanessa entendió el porqué al levantar la vista, el camino terminaba abruptamente en una pared cerrada. No había a donde ir más que regresar. Pero… algo no encajaba. Ese era el camino, estaba segura… bueno, la rubia los había llevado allí ¿no?

- Tranquilos – dijo Várvara – es parte de la diversión – Y como si se tratase de una cortina de agua, la rubia atravesó la pared rocosa.

 

- ¿No piensas dormir hoy? – Pregunto Zafiro desde la puerta de la oficina de la líder. Dios estar en este cuarto es masoquista.

- No seas dramática – dijo Coty desde el escritorio – No es tan tarde

- Hace mucho que no entrabamos aquí – dijo entrando en la oficina

- Si, es escalofriante ¿No?

- Entonces ¿Por qué sigues aquí?

- Aun no termino con el papeleo.

- Nunca pensé a ti oírte decir esas palabras. No es nada que no puedas hacer mañana o en tu casa. – dijo Zafiro sentándose frente a Coty.

- Oye, soy yo la que lleva aquí todo el día…

- Pues no sé cómo, - la mirada de Zafiro se entristeció - llevo dos minutos y ya espero verla entrar. Várvara debió remodelar en vez de desordenar

- Supongo que el desorden es la idea de remodelación de Várvara

- No creo, tal vez solo era su deseo

-¿Perdón?

- ¿No lo vez? – dijo mirando a su alrededor – Esta oficina está lista para recibirla. Creo que Várvara a diferencia de Jais no se ha resignado. El remodelarla significa que nunca va a regresar, el desordenarla es… solo se la estoy cuidando.

- Pero, Várvara tomo el liderazgo como mucha firmeza, cambio mucho su forma de ser de cuando era la segunda al mando.

- Tal vez fue lo que nos hizo creer, incluso a sí misma. El tener la oficina desordenada era parte de su auto terapia

- Si lo que dices es cierto, Várvara aun espera que aparezca… tiene sentido. Ella no paso por la depresión que paso Jais cuando se resigno.

- Porque pelea con la realidad… Esto es malo, no lo vimos porque pensamos que lo atravesó con mucha madurez… cuando solo estaba ignorando el hecho de que… -Se le humedecieron los ojos - está muerta.

- Muy malo, fue difícil la hacer que Jais aceptara la realidad. Cuando Várvara la reconozca… se derrumbara. Igual que como nos derrumbamos nosotras.

- Nosotras no somos la líder, ni perdimos a nuestra mejor amiga. La queríamos mucho pero no tanto como Várvara o Jais.

- Y tenemos en cima lo del diamante… - Suspiro Coty

- Y la loca, y no tan loca decisión de Jais

- ¿Estás de acuerdo con él?

- Claro que no, pero siendo fríos es la mejor opción. Várvara no tiene suficiente poder y Tashy está cada vez más débil. Solo él puede hacerlo. Aunque sus probabilidades de salir ileso son pocas

- Volvamos a Várvara, mientras más se prolongue su auto engaño más daño se hará.

- Si, pero lo cierto es que le ha funcionado para tener equilibrio. Y ahora lo que más necesitamos es equilibrio

- Decídete… primero Várvara no ve la realidad ergo se hace daño, ahora al no ver la realidad se equilibra.

- Digo que es mejor manejar una crisis a la vez, salgamos del asunto del diamante, después hablaremos con Várvara.

- Casi quiero que te equivoques. Yo aún conservo las canciones que escribí con ella y no creo huir de la realidad

- Y yo aún conservo su casillero en el gimnasio, no puedo evitarlo, siento mezquino que lo use otra persona. Pero sabemos que no volverá…

- Son los riesgos que corremos en este trabajo.

- El quedarte toda la noche no lo es… Vámonos

- No quería preocuparte… pero no he recibido la señal de Várvara

- ¿Qué? – Se levanto tan rápido que casi tiro la silla – ¿Crees que la hayan atapado?-

- No me quiero adelantar a los hechos, esperare unas horas más. Si no recibo señal enviare un equipo de rescate en la mañana

 

A Vanessa le había tomado solo unos segundos imitar a la rubia en desafiar las leyes de la fisca atravesando la piedra que les cerraba el paso. No sintió nada, aunque les costó un poco convencer a sus compañeros de hacer lo mismo, se encontraron en otra cueva con una gloriosa vista del exterior. Después del susto que habían vivido le habría parecido divino ver el cielo, excepto por el hecho de que… era de noche. ¿Cómo podía ser de noche? Cierto que habían pasado horas desde la mañana en que intento llegar al salón de clases pero… ¿más de 12 horas? Imposible. La rubia se hallaba inclinada frente a una pequeña fogata que, tomando en cuenta su postura, acababa de hacer.

- Descansaremos aquí un momento – dijo mirando a Vanessa – este lugar es seguro pero no podemos quedarnos a pasar la noche – Los adolecentes se sentaron en el piso evidentemente cansados aceptando el interludio.

- Muchas gracias – dijo Vanessa.

- Soy yo quien debe agradecerte – dijo la rubia mirando a los ojos a Vanessa, parecía ignorar a los otros 3

- Pero… no hice…

- Si lo hiciste – interrumpió – me recordaste algo que no debo olvidar

- ¿Qué es?

- Que sirvo a un Dios poderoso – La declaración la desbalanceo. Aunque no tenía nada que objetar a la frase, no veía como aplicaba a la situación

- ¿Qué hacías ahí? – pregunto Vanessa tratando de entender

- Lo mismo que ustedes, era prisionera – la respuesta no le gusto a Vanessa

- ¿A dónde vamos?

- A un lugar seguro – ok aparentemente la rubia no quería soltar información. Los había ayudado pero no parecía confiar en ellos. Nunca pidas lo que no estés dispuesto a dar. Si Vanessa quería confianza tendría que darla.

- No me he presentado, me llamo Vanessa, ellos son – señalo con la cabeza mientras nombraba – Nadia, Isaac y Alfredo.

- Mucho gusto, - dijo la rubia – ¿Cómo llegaron aquí? – paciencia Vanessa, se dijo a sí misma, ella arriesga mucho y nosotros tenemos todo que ganar

- La verdad no sabemos, íbamos a clases cuando nos encontramos en la cueva, luego nos encontraron esos hombres…

- ¿Dónde? – Interrumpió la rubia

- ¿dónde qué? ¿Dónde caímos?

- No, ¿Dónde está su escuela? – Vanessa dudo, pero Isaac le dijo la dirección. De pronto Vanessa se sintió desplazada, seguramente la rubia hablaría con Isaac y ella se quedaría callada y… - ¿En qué país? –

- ¿Quieres saber el país? – pregunto Vanessa mas para sí misma que para Várvara pero esta parecía solo verla a ella.

- Si, España, Colombia, Guatemala. Hablan español así que debe ser de habla hispana.

- México

- Ya veo… lamento decirles que ya no están en Kans
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